Carta para un Ángel...

Querida Hija:
Ese día me levanté, preparé el desayuno, y como todas las mañanas te lo llevé a la cama.
Como siempre, y para no perder la costumbre, te levantaste con una sonrisa, y me abrazaste, tal vez más fuerte que ayer.Te llevé hasta el colegio, y nos despedimos sabiendo que nos íbamos a volver a ver en un rato... pero esta vez, no fue así.
El día ya había transcurrido, y se acercaban las cuatro de la tarde, te fui a buscar al colegio. Llegué, y me sorprendió que no venias corriendo hacía mis brazos. Esperé, pensé que estabas charlando con alguna compañera, o maestra, pero me equivoqué.
Luego de quedarme esperando en la puerta un largo tiempo, me acerco hacía tu maestra, y le preguntó si te vio, y su respuesta fue que te habías ido con un hombre, que decía ser tu Tío. Otra vez, ellos. Pensé que nunca iban a volver a molestarme ni a mi, ni a vos, pero me equivoqué, nuevamente aparecieron en nuestras vidas con el fin de acabarlas, y lamentablemente, lo lograron.
Días, y días buscándote... no había rastros, ni noticias, ni llamados. Pero una tarde sonó el teléfono, y eran ellos, claro... como siempre solían hacerlo, amenazándome, y pidiéndome dinero, y más dinero, sabiendo que solo tengo lo poco que trabajo, y nuestra humilde casa.
Decidí aceptar, y entregarles todo, con tal de verte sonreír de nuevo. ¿Qué me podía importar?, eras y seguís siendo el centro de mi mundo, mi vida entera...
Tomé un maletín, y coloqué todo el dinero allí... fui al encuentro, y les dí lo que querían, pero dijeron que era poco. Les pedí un tiempo más para juntar aun más dinero, pero el tiempo no alcanzó, ni la plata, ni la compasión de las inmundas almas de esos Señores en búsqueda de poder.
Nuevamente los días pasaban, las noticias tuyas no aparecían... la desesperación consumía cada instante de mi humillante y terrible vida. No podía, no sabía seguir sin vos.
Suena el teléfono, y yo pensando que nuevamente eran ellos, pero me equivoqué... me llamaban de la Morgue Judicial, pidiéndome que vaya, porque tenía que reconocer tu cuerpo.
Mi corazón se rompía en mil pedazos, mis gritos y llanto no eran suficientes para devolverte la vida que te habían quitado por mi culpa...
Llegué, me postré ante esa camilla donde te encontrabas lastimada y ya sin vida, y solo pude llorar, y llorar, y llorar, y pedirte perdón, y más perdón... pero nada sirvió, ni mil palabras, ni mil lagrimas podían traerte de nuevo acá.
¿Sólo plata vale la vida de un ser humano?, ¿tal fácil es matar?, ¿ni compasión tuvieron ante una criatura pequeña e indefensa?. Miles y miles de preguntas sin respuestas continúan rodeando mi cabeza...
Hoy, ya pasaron 5 años de que no te tengo conmigo, y no hay ni un segundo de mi vida que no sienta como se va derrumbando lentamente el mundo... siento que lo merezco, porque al fin y al cabo, por culpa de mi pasado que me atormenta, hoy no estás.
Te llevé flores como todos los meses, como todas las semanas... elegí un ramo de rosas rojas, esas que a vos tanto te gustaban y siempre me pedías que ponga en casa.
Sentí la necesidad de contarte lo que pasó, después de largo tiempo pude sacar a fuera de mi cuerpo todo lo horroroso que nos tocó vivir...
Sé que en algún lugar del cielo me estarás leyendo...
Quiero pedirte nuevamente perdón... jamás quise que por mi culpa pasé esto. Fuiste, sos, y serás todo lo más lindo que me pasó en la vida, y jamás me voy a arrepentir de haberte traído al mundo a pesar de que tu Papá quería que no nazcas. Me sentí feliz de haberte traído y criado sola, y ver día a día como mi pequeño capullo se iba convirtiendo en una hermosa y perfumada flor... pero nunca, nunca, nada es como lo pensamos.
Te agradezco, por haberme regalado tu grandeza y tantos momentos de amor.
Perdón, y más perdón... no me va a alcanzar la vida para conseguir que me perdones.
Espero que pronto nos volvamos a ver... lo más pronto posible.
Te amo, como ayer, y como siempre.
Mamá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario