Marchitas descienden tus hojas
en los crudos inviernos
como lagrimas que ruedan
en los ojos de aquella enamorada
que sola y triste abandonada
hoy se encuentra.
Enormes florecen tus flores
en las alegres primaveras
como sonrisas que fluyen
en los niños
que corren, ríen y juegan
a tus pies.
Pero algo escondes
algo extraño encuentro
en tus ojos, en tu mirar.
¿Tal vez será que sufres?
¿O a caso cargas acuesta
el dolor de tantos corazones
que vienen a contemplarte?
Más bien, sufres
al no encontrar razón
por la cual daño te hacen.
¿Sabrán los que te dañan
el alma noble que posees?
¿Sabrán que sientes?

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