Reencuentro...

Pensaban que jamás se iban a reencontrar, pero el día que ambos desconocían que iba a llegar... llegó.
Era de noche, y los vientos soplaban bruscamente... una gran tormenta se avecinaba.
Joseph iba con su camioneta, intentando ir lo más rápido posible, para llegar a su casa.
Catherine iba sola, con su pequeño coche, en búsqueda de encontrar entre tanta neblina y oscuridad, la casa de su padre; ya que después de su rotura con Joseph, emprendió viaje hacía Europa.
Accidentalmente Joseph tiene problemas con su camioneta, y baja a solucionarlos entre la tormenta que ya se había desatado ferozmente.
Catherine, al ver que se encontraba un hombre en un costado de las padreras, decidió bajarse y ofrecerle su ayuda.
Catherine:- "¿Señor, quiere que lo ayude?"
Joseph gira su cabeza, y se ve reflejado en aquellos ojos cautivadores que hacía tiempo le habían robado el corazón, la mente, y el alma... y entre murmuros y asombro, le dice:
Joseph:- "¿Tu eres Catherine?"
Catherine:- "¡Si, ¿cómo me conoce?"
Joseph:- "Ha pasado largo tiempo, pero tus ojos me siguen cautivando como aquella primera vez, donde te vi jugando entre árboles y flores..."
Catherine:- "¿Usted me conoce?"
Joseph:- "Si, y tu también. Mírame fijamente, y fíjate el brillo en mis ojos, allí descubrirás quién soy..."
Catherine se detiene a mirar sus ojos fijamente, y con una cierta intensidad que le había provocado la curiosidad de saber quién era; y le dice:
Catherine:- "¡Claro!, ¿cómo olvidar los ojos del amor de mi vida?... ¡Bendito sea este reencuentro que jamás pensé que podía suceder!"
Joseph:- "No hay nada en este mundo que me provoque tanta felicidad, como el saber que te alegras por verme. Pensé que me habías olvidado ya, después de nuestro alejamiento necesario para seguir viviendo..."
Catherine:- "¿Cómo olvidar al hombre de mi vida?... Mi regreso, fue porqué más allá de que extrañaba a mi Padre, tomé la decisión de venir a buscarte, y que por fin, cumplamos con la promesa que habíamos hecho, hace aproximadamente 20 años atrás... Claro, si tu quieres..."
Joseph:- "¿Cómo no querer irme a ser feliz, con la mujer que más amo en este mundo, y la cual aun que se ausentó, siempre estuvo latiendo con la misma fuerza dentro de mi corazón, como latía en aquellas noches de pasión, que por amor solía regalarme..."
Catherine:- "¿Aceptas? está vez es para siempre, no hay vuelta atrás... El destino nos unió. Creí que no te encontraría, y de la manera más insólita, hoy te tengo frente a mis ojos..."
Joseph:- "¡Claro que acepto!, ¡Por siempre juntos!, como todavía lleva escrito aquel árbol que habíamos tallado el día que debimos despedirnos por fuerzas mayores, y creyendo que jamás íbamos a vernos... ¿Recuerdas que quisimos dejar esa marca, como recuerdo de nuestro amor, y de que jamás nos olvidaríamos de lo vivido?"
Catherine:- "¡Claro que lo recuerdo!, como si fuera ayer... Y acá estamos, cumpliendo con lo que aquel árbol todavía dice... ¡Por siempre juntos!"
Y fue allí, donde se arrepintieron por aquella despedida absurda que alguna vez se habían dado, y agradecieron al destino y a la vida con los brazos abiertos, por haberlos juntado nuevamente, y permitido cumplir aquella escritura... y, conservando intacto aquel amor apasionante que ambos sentían.


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