El laberinto...

No habrá nunca una puerta, estás adentro.
Y el alcázar abarca el Universo
y no tiene ni anverso ni reverso
ni externo muro, ni secreto centro.
No esperes que el rigor de tu camino
que tercamente se bifurca en otro, tendrá fin.
Es de hierro tu destino, como tu juez.
No aguardes la envestida del toro que es un hombre
cuya extraña forma plural de horror a la maraña,
de interminable piedra entretejida, no existe
nada esperes, ni siquiera en el negro crepúsculo, la fiera.

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