Y otra vez tu recuerdo golpea en mi ventana, tu figura se vislumbra en un rincón... en aquel rincón que solía fundirme en tus brazos y hablar, hasta ver juntos la llegada del día. Ese día que siempre nos inspiraba esperanzas de una eternidad juntos... ¿recuerdas cuando juramos llegar hasta el final, tomados de la mano?. Promesas... desplazadas en aquel lugar. Sueños rotos, ilusiones perdidas en la triste realidad que avasalla con corazones libres; como los nuestros. Tu amor era aquel bálsamo que me llevaba a navegar por aquellos mares de fantasías... me salvaba, me sostenía. Juraste volver... y te esperé, con un tibio beso encadenado entre mis labios, y aquel whisky que guardamos para nuestro reencuentro. Y hoy, en una polvorienta hoja de tu cuaderno recibo esa noticia que mi corazón palpitaba y mi ilusión negaba... Sé que volveré a encontrarte, en aquel rincón, con tu sombra en aquella ventana que solíamos ver el sol nacer... alguna vez.

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