Infiernos

El reloj marca la madrugada, y el sueño aún no ha llegado. La desvela el miedo, el recuerdo, la ilusión, y aquello que cree que nunca podrá alcanzar.
Los sueños se vislumbran en un laberinto intrincado... y la única imagen que ronda su cabeza, es Ella, tratando de alcanzarlos.
Tiemblan sus piernas, y sus manos que sostienen aquel compañero -su cigarrillo- y esa manta que acobija su desilusión, desengaño, y tristeza. Nunca le contaron, que había nacido para ser feliz...
El cuaderno sigue ahí, sobre la mesa... mientras con una pluma, escribe y tacha deseos, utopías, y fantasías... que se desvanecen al igual que el humo de aquel cigarrillo interminable; que poco, a poco la va consumiendo en su bendito infierno.
Todo lo que toca, lo destruye... todo lo que siente, lo aniquila con el veneno que emana su corazón... aquel que también, lentamente va devorando pedacito, por pedacito, las células de su ser.
No hay tiempos... los segundos son eternos, y el reloj de arena cae lentamente, grano por grano. Una especie de eternidad... en cada gota de sangre que derraman sus heridas.
El vaso de whisky llegó a su fin; mientras comienzan a vibrar sus pies, manos, cabeza, y su corazón, a disminuir sus latidos, lentamente.
Se escucha un estruendo... su cuerpo cayó sobre aquel cuaderno. Rápidamente, su Padre escucha el ruido, y corre hacía aquel tétrico lugar. Espantado, levanta el cuerpo de su hija entre un centenar de lágrimas que rodaban por sus mejillas.
Le sorprende, ver tantas cruces, rayas, y palabras extrañas... aún que la frase más grande que predominaba aquella hoja, decía...
-"El infierno, ya me consumió..."

2 comentarios:

  1. Hola, Brenda. Me han gustado mucho tus textos; te escribí mail pero parece que ya no existe. Saludos.

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  2. Hola Jorge. Muchas gracias. Mi mail es: brenda.consalvo@hotmail.com
    Escríbeme allí.
    Saludos.

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