Nos conocimos de noche... por casualidad. Y nuestros nombres mentimos, por seguridad. Él tenía en su mente no volverme a ver... pero en un cuerpo alquilado, me dio su querer. Y ahora... nada me queda de Él después del amor, pude olvidar su mirada, su piel y su voz... pude quitar de mis manos la tibia humedad, que entre gemidos y abrazos... dejaba escapar. Sin un respiro y seguía de forma brutal, dándome amor y sin tregua... me hacía vibrar. Pude olvidarme de todo, pero me quedé... con una marca que nunca quitarme podré. Pues me dejó un gusto de hombre en la boca.. que no encontré, probando otros labios jamás... pues lo busqué besando de manera loca... a miles de bocas... ninguna es igual

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